Qué comer. En Viena es una tradición sentarse a tomar café, que es preparado en miles de formas distintas (que por cierto me recuerdan mucho a nuestro país). Por nombrarles unos pocos: un café negro pequeño es un Kleinen Schwarzen y un negro grande es un Grossen Schwarzen; un Kleinen Braunen es un café con leche pequeño y un Grossen Braunen es un café con leche grande; el café vienés es Einspanner, se sirve en vaso y le agregan crema batida y el Verlängerte Kaffee se parece mucho al café que preparan en Estados Unidos. El café suele venir acompañado de un vaso de agua. También es obligatorio ir al Hotel Sacher, famoso por su deliciosa torta de chocolate negro con mermelada de albaricoque, Sachertorte. Otro bocadillo típico vienés es un sándwich de embutido de hígado. Las salchichas vienesas se consiguen por doquier. Acompáñenlas de una buena cerveza. Y como postre un pastel de manzana o apfelstrudel. En los alrededores de la ciudad (hacia los bosques) hay unos lugares llamados Heurigen donde pueden conseguir el vino recién cosechado. El idioma puede ser un problema a la hora de elegir de un menú, ya que hay algunos que están sólo en alemán, así que ojo con lo que piden.
Cómo trasladarse. La ciudad conserva su servicio de tren que tiene varias líneas que pasan por las principales atracciones turísticas (€ 1,50 cada viaje). El Metro y los autobuses también son una alternativa. No vale la pena alquilar un carro, a menos que piensen salir de la ciudad (además hay estrictas restricciones a la hora de estacionar).
Qué comprar. En las calles Kärntner Strasse y Graben abundan las tiendas elegantes. En la Mariahilfer Strasse hay muchas tiendas de moda, boutiques y centros comerciales. La Wiedner Hauptstrasse es el almacén más elegante de Europa central. Las tiendas abren de lunes a viernes de 8 am a 6 pm y cierran los sábados por la tarde (excepto el primero de cada mes), los domingos y festivos. Los extranjeros no residentes pueden solicitar la devolución de hasta el 13% del precio de la compra, siempre que se haya pagado el 20% de IVA.
Lo que no deben perderse:
Al llegar a Viena es buena idea adquirir la Viena Card. Por € 16,90 podrán utilizar toda la red de transporte público sin necesidad de comprar tickets, tendrán descuentos en algunas atracciones, restaurantes, conciertos o en obras de teatro. Una vez activada, la tarjeta es válida por 72 horas. Pueden comprarla en el aeropuerto, en las oficinas de turismo y en la mayoría de los hoteles.
El Palacio de la Opera: es un edificio impresionante. Se construyó durante el reinado del emperador Francisco José y fue inaugurado el 25 de mayo de 1896 con la ópera Don Giovanni de Mozart. Si pueden ir a alguna presentación allí sería grandioso.
El Palacio Schönbrunn: es el Versalles de Viena. Es uno de los monumentos más importantes de la ciudad. Tiene 40 aposentos imperiales que les darán una idea de lo fastuosa que era la vida de en otras épocas. También hay invernaderos, un laberinto y un zoológico. Horarios: desde las 8:30 am hasta las 5 pm entre abril y junio y septiembre y octubre; de 8:30 am a 7 pm en julio y agosto y hasta las 4:30 pm desde noviembre hasta marzo. El tour por las 40 habitaciones cuesta € 9,80 adultos y € 5 los niños.
El Palacio Belvedere: antigua residencia veraniega del príncipe Eugenio, hoy alberga la Galería Austríaca, un formidable espacio donde podrán admirar el famoso "Beso" de Gustav Klimt. Costo de la entrada: € 7,27. Abre de martes a domingo de 10 am a 6 pm. El acceso al Jardín Alpino está cerrado si hace mal tiempo.
El Palacio Imperial de Hofburg: residencia de los Habsburgo hasta 1918. Visiten las habitaciones del emperador Francisco José y la famosa Sisí, la Cámara de la Vajilla y Platería de la corte, así como la del Tesoro, donde podrán apreciar la corona imperial del Sacro Imperio Romano y la corona imperial de Austria, anteriormente corona de los Habsburgo.
La Cámara del Tesoro abre diariamente (excepto los martes) de 10 am a 6 pm, entrada € 7,20, mientras que el resto de la residencia imperial puede visitarse diariamente de 9 am a 4:30 pm por € 6,90. A la entrada del palacio hay varios personajes vestidos con trajes de época con los que se pueden sacar fotos.
Destaca también la Escuela de Equitación (Spanische Reitschule) donde hay presentaciones frecuentes (las entradas deben ser compradas con anticipación).
El barrio de los Museos (Museumsquartier Wiem): engloba a nueve de los museos más importantes del mundo. Entre ellos el Museo Leopold, que exhibe la colección de obras modernas vienesas, perteneciente a Rudolf Leopold y el Museo de Arte Moderno, con obras del arte pop. Entrada: € 9,08. Museo de Sigmund Freud: Sigmund Freud pasó en esta casa el último año de su vida. Fue abierta al público como museo en 1986 cumpliendo el deseo de su hija Anna, quien murió en 1982.
Los recuerdos de Freud están presentes en cada rincón de la casa. Abierto todos los días de 9 am a 5 pm. Entre julio y septiembre permanece abierto hasta las 6 pm. La entrada cuesta 5 euros.
La Casa de la Música: un museo dedicado al mundo de los sonidos y de los tonos. En este lugar han recreado desde la vida de los grandes compositores hasta lo que será la música del futuro. Es un sitio muy interesante, sobre todo para los niños. Descuento del 10% con la Vienna Card. Abierto diariamente de 10 am a 11 pm.La Milla de la Música: este camino musical se extiende desde el mercado Naschmarkt hasta la catedral de San Esteban. En el suelo hay 70 estrellas de mármol dedicadas a los grandes maestros de la música que tuvieron una relación especial con esta ciudad.Los Bosques de Viena: es una excursión obligatoria. Durante el trayecto desde Viena se suelen realizar tres paradas: la capilla neogótica de Mayerling, la localidad de Baden y la antigua mina de Hinterbrühl con el lago subterráneo de Seegrotte. También pueden visitar el convento del Císter de Santa Cruz, fundado en 1133 por el duque Leopoldo III, el pabellón de caza de Mayerling, donde murieron bajo trágicas circunstancias el príncipe heredero Rodolfo y Marie Vetsera y la ciudad de Baden, balneario famoso desde la época romana por su aguas sulfurosas.
Pasando el Palacio Belvedere encontrarán una fábrica de cerveza llamada Salm Bräu. Están abiertos desde las 11 am hasta la medianoche. Allí podrán saborear los seis tipos de cerveza que hacen y además probar diferentes platos típicos de la cocina vienesa (deben reservar con anterioridad).
En Viena se pueden visitar las casas de Schubert y Beethoven, además de aquellas donde Haydn compuso Las Estaciones y La Creación y Johann Strauss el famoso Danubio Azul.
Pasen un rato en el Praten, parque de atracciones de los vieneses, donde pueden dar unas vueltas en la Riesenrad (rueda de la fortuna) y disfrutar de una buena vista de la ciudad. Procuren asistir a un concierto que incluya piezas de Mozart o Strauss y no se pierdan un recital de los Niños Cantores de Viena en el Wierner Koncert Hauss. La noche en Viena es tan inolvidable como la ciudad. El triángulo de las Bermudas es claro ejemplo de lo que estoy hablando. Esta zona, que queda cerca de Ruprechtsplatz, Seitenstettengasse, Rabensteig y Salzgries, es conocida así por el gran número de pubs y clubes que hay en ella. Y ya que hablamos de la noche, no dejen de ver los monumentos iluminados.Para terminar el viaje, nada como un tradicional paseo en carruaje. Sus paradas están en Ringstrasse, Stephansplatz, Heldenplatz y Albertinaplatz. Mientras pasean el cochero va contando la historia de Viena. Es un poco costoso (unos € 40 euros la hora), pero si ya van de salida del país y aún les queda un poco de dinero, bien vale la pena traerse ese recuerdo a casa.